No aprendes a amar con la edad, sino con la madurez, amar es caminar tu vida y compartirlo con alguien más; no es distorsionar tu camino y adecuarlo al suyo,
amar no es darlo todo y suspirar, es ansiar tener más para poder dar.
Querer sí se adecúa a tu edad, cambia y se apaga cuando la vida se va,
amar es como un árbol, crece, se fortalece y aunque muera, trascenderá;
ahí radica la diferencia entre querer y amar.
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