Hay personas que están en tu vida, incluso antes de tomar posesión de tu vida en sí, creen en ti, te apoyan, te levantan, o se sientan junto a ti mientras te dueles en el piso, son tu público, tu audiencia, tu ejemplo, tu complemento, tu esencia, siguen de cerca tu camino a pesar del suyo.
Hay personas que pasan por tu vida, te enseñan algo y se van, hay personas que aprenden algo de ti y se van, hay quienes te desilusionan o a quienes desilusionas y se van, incluso antes de disponeros a compartir algo.
Luego hay personas que se quedan, a cierta distancia, por si acaso, en algún momento, nos tuvieran que, solicitar.
Y están estas personas que se quedan, tan cerca y tan dentro de tu corazón, que no importa cuán lejos estén, cuánto tiempo hubiere pasado, de qué humor hubieres despertado, cuántas materialidades tengas en el calendario, siempre tienen un espacio en sus mentes para ti, para un buenos días, para un abrazo, para un silencio, para un consejo, para escuchar tus tonteras, para fotografiar tus almuerzos, para reír hasta llorar y luego volverte a unir.
Gracias por permanecer en mi silencio, tan fuerte como cada latido de mi corazón.
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