No confundáis el gusto de ser servicial con la obligación de servir, ni el placer de estar, con la presión de quedarse, o el don de escuchar con la imposición de callarse.
Nada como tus ojos para sonreir
No confundáis el gusto de ser servicial con la obligación de servir, ni el placer de estar, con la presión de quedarse, o el don de escuchar con la imposición de callarse.
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