Hace veintitantos años que tu mano soltó la mía. Aún conservo nuestras travesuras en el tintero. Tus bromas pasadas de moda, me siguen robando sonrisas. Tu voz me aconseja cada tanto, y todavía volteo a mi derecha, porque yo sé que eres tú en el viento, mi viejo amigo, quien tira la cuerda.

Y en cada golpe, y cada logro, permaneces a mi lado, como aquella vez que sufrimos y ganamos, que arriesgaste y trascendiste. Porque sólo tenias ese día, esa oportunidad, y si, era única.

Por tí cada paso, cada respiro, cada aliento. Por ambos cada sueño, cada amanecer y cada aguacero. Por mi cada recuerdo, cada susurro y cada reto.

Porque es cierto, hacer que cada día cuente, requiere fortaleza de titanes y enteresa de valientes.

Porque es cierto, el día se forja en cada respiro.

Hasta el último tuyo, y hasta el último mío.

24a – ito